Somos unos padres, como muchos de vosotros, atareados, agobiados en muchas ocasiones, sin tiempo para nada y con la sensación de ir "apagando fuegos" a cada momento.
Pues bien, desde hace tiempo, nos propusimos formar una familia cristiana en la que Jesús fuera el centro de nuestras vidas y todo girara en torno a Él.
Y para eso que mejor que rezar y rezar en familia.
¡Y eso hicimos!
Al principio, nos puede parecer uan "misión imposible".Pero desde nuestra humilde experiencia, os digo, que poco a poco, con paciencia, constancia y cariño se puede conseguir.
Antes de ponernos a trabajar, unos pequeños avisos.
- De primeras, tenemos que desterrar el desánimo. Que los niños se ríen y juegan, pues no pasa nada, es su forma de alabar al Señor. Él mejor que nadie conoce a nuestra familia y nos acoge con alegría.
- Los entrenamientos deben ser cortos y divertidos.
- Muy importante la constancia, pero sin agobios. Si un día no puede ser, no pasa nada, pero es importante mantenerla en el tiempo.
- Es necesario que todos participemos. No vale "eludir" los ejercicios. Es muy bueno compartir, cada uno ofrece lo que tiene y todos somos importantes y el Señor se alegra de que lo compartamos con Él.